jueves, 11 de septiembre de 2008

Los hermanos de personas con discapacidad queremos compartir con vos lo que aprendimos...

De mi hermana aprendí que no hay peor discapacidad que la discapacidad afectiva que sufre mucha gente “sana y capacitada” .

Aprendí a tener paciencia, respetando y entendiendo sus ritmos lentos, aunque a veces me cueste o me de bronca “ Me ayudo mucho ponerme en el lugar del otro ”



Algunas personas cuando se encuentran con mi hermana, la miran con lástima y otros no saben que hacer .... Eso me duele tanto !!!! Antes me enojaba mucho ... Ahora comprendo que puede ser falta de información sobre su discapacidad .


•El síndrome down
•El trastorno generalizado del desarrollo
•La parálisis cerebral
•El autismo
•El retardo mental
¡¡¡ NO ES CONTAGIOSO !!!!
¡¡¡ NO ESTÁN ENFERMOS !!!
SON PERSONAS COMO VOS Y YO
CON NECESIDADES ESPECIALES


De mi hermano con discapacidad motora aprendí:

Que es incómodo quedar mirando para arriba mucho tiempo, por lo tanto, al conversar con el, me siento para que nos podamos mirar a los ojos.
•Que si no comprendo inmediatamente lo que dice no le molesta repetirlo, pero le molesta que responda cualquier cosa para “zafar” la situación.
•Que no tengo que reprimir usar palabras como “caminar" o "correr". Las personas con discapacidad motora las utilizan con naturalidad.
•A no mirar la silla de ruedas con lastima ... Aprendí que es el medio de locomoción que utiliza mi hermano para ser independiente.



MI HERMANA CON DISCAPACIDAD MENTAL ME ENSEÑO ...


•A no sobreprotejerla .... No será una niña eternamente
• A darle el espacio para que ella haga o trate de hacer sola todo lo que puede.
•Ayúdarla solo cuando fuera realmente necesario.
•Que a las personas con deficiencia mental le toma más tiempo aprender, pero pueden adquirir muchas habilidades intelectuales y sociales.
•Responder a sus preguntas asegurándome de que ha comprendido.
•Que necesita relacionarse con amigos.
•Que se sufre mucho cuando se da cuenta que algunas cosas no pueden... Sin embargo no bajan los brazos frente a las advesidades
•Se puede pasar lindos momentos en su compañía .



Mi hermano con Autismo me enseñó ....






•Se comunica con el mundo, pero lo hace de manera diferente
•Los gritos ... Los ruidos ... Los balanceos .... Las muecas ..... Son parte de su lenguaje... No tenemos que tener miedo... ni vergüenza , aunque sabemos que no siempre es fácil.
•A veces es difícil expresar las emociones
•También aprendí a tolerar la frustración
•Que mirar poquito a los ojos no lo hace a propósito .... Es una manera de defenderse
• Amar sinceramente .... sin esperar nada a cambio
•Que nos podemos divertir juntos por que utilizamos el lenguaje del amor
y la complicidad de hermanos


Cuando reconocemos y promovemos los derechos de los más débiles, estamos reconociendo y promoviendo nuestra propia dignidad
Te invito a ser agente multiplicador de una vida
construída en los sueños y concretada en el amor.




Por eso te propongo ....

•Da importancia a la persona y no a su discapacidad
• No hagas que las personas con discapacidad se sientan limitadas debido a sus dificultades
•Valora lo que pueden y no lo que no pueden !!!! Pero para eso tendrás que acercarte a ellas para conocerlas y alejar los prejuicios
• Evita expresiones peyorativas como “enfermito” o “pobrecito”
• Evita burlarte o hacer bromas sobre la discapacidad
• Cuando te enojes con alguien no le digas “mogólico” “down” o “disca” ... Busca otras palabras para descargar tu bronca.



•FELIPE
•JUSTO
•LULI
•MAGGIE
•NACHI
•MERY
•NACHO
•NICKY
•VALEN

Proyecto Derechos, NO Favores

“A los desharrapados del mundo y a quienes, descubriéndose en ellos, con ellos sufren y con ellos luchan”
Paulo Freire


La vida en la comunidad en el marco de un estado de derecho, se organiza bajo los principios de igualdad y libertad. La igualdad ante la ley no puede depender de ningún tipo de condición personal o social. Sin embargo, las personas con discapacidad, como sujetos de la sociedad, sólo recientemente han comenzado a reclamar un tratamiento que las incorpore a ese modelo de organización social.
Las personas que presentan algún tipo de discapacidad tienen talentos y habilidades, así como necesidades especiales. Son ciudadanos de su país, y como tales piden los mismos derechos que los demás. Tienen derecho a la igual participación e inclusión en la sociedad y a la no discriminación. Son DERECHOS, NO FAVORES.
El acceso a la educación, la cultura, la formación profesional, el trabajo, el ocio y, en definitiva, la participación social, no se produce en condiciones de igualdad y libertad para las personas con discapacidad. Si bien mucho se ha hecho en torno a legislar para modificar esta situación, su cumplimiento efectivo es hoy una utopía.
Los factores contextuales que afectan a la discapacidad y que son un problema de la sociedad y no de la persona con discapacidad, limitan extraordinariamente las posibilidades de participación de estas personas y les impiden alcanzar niveles de calidad de vida que son habituales para otras personas sin discapacidad. El sujeto que presenta alguna deficiencia o del que tal cosa se dice por parte del que tenga voz para hacerlo es etiquetado administrativamente y socialmente, “profecía que se cumple a sí misma”.
La posición en que es colocado y la imagen que se devuelve condicionan el proceso de construcción personal del sujeto, el cual de una u otra manera puede asumir el rol que se le ofrece y las connotaciones del mismo.
Las personas con discapacidad resultan ser veteranas víctimas y testigos de una exclusión social que afecta de forma cada vez más masiva y sistemáticamente a más y más personas y colectivos. Exclusión que mutila a la familia humana y corta los nexos de interdependencia que la constituye como tal.
Una de las expresiones utilizadas con frecuencia en relación con las personas con alguna discapacidad es no puede. Si entendemos que no hay un modo normal de hacer las cosas, esas palabras no tienen cabida. Las únicas limitaciones reales que tiene la persona son las que le son impuestas. En tal sentido, las limitaciones son creadas por la sociedad más que por la discapacidad.
Si se le dice a una persona discapacitada que está limitada, le resulta más fácil aceptarlo, creerlo y comportarse como si eso fuera cierto, en lugar de intentar demostrar lo contrario. La superación de la presente crisis no es tarea de un héroe salvador, ni es tarea que pueda postergarse hasta haber superado las “urgencias” (hambre, salud, violencia, adicciones…) Ellas son los síntomas inevitables del problema, y ellas son también las mejores oportunidades de aprendizaje, tal vez las únicas oportunidades de aprender a registrar y resolver el problema que las provoca y que tiene la exclusión como una de sus causas.
El proceso de cambio de un sistema que excluye personas, supone la inclusión de esas personas excluidas, el reconocimiento de su lugar, como co – protagonistas, durante la ideación, la formulación y la implementación de esos cambios, de modo que la experiencia misma no resulte una nueva exclusión.
También supone la revisión de actitudes, normas y lenguajes desde los cuales los problemas son percibidos, sentidos y narrados como carencias de los demás; las causas son visualizadas como fatalidades naturales y las soluciones como providencias, heroísmos individuales o incumbencias de otros. Dicha revisión posibilita un cambio de enfoque, de percepción de sí mismo y del otro, y un primer atravesamiento hacia el “nosotros”, por parte de las personas actualmente excluidas y de las personas que encarnan las actuales instituciones. La exclusión es, en efecto, y simultáneamente: de uno mismo, del otro y del nosotros.
El reconocimiento en uno mismo y en el otro de singulares inteligencias, de singulares intereses, deseos, necesidades, gustos, puntos de vista, historias… nos permite registrar los diversos enfoques con los cuales cada uno puede arrojar luz propia a la vida compartida. Y nos permite, sobretodo, registrar – reconocer gratamente, ese resplandor que acontece del cruce de miradas simultáneas y desde tan diversos ángulos, alumbrando aquellos aspectos en los cuales ninguno aisladamente hubiese reparado.
Cuando la reciprocidad es el camino, no sólo aprendemos a modificar el mundo de las cosas, también se re – genera nuestro ser; cada uno descubre algo que no sabía de sí mismo y que en verdad “no era” sin los otros. (IVERN, ALBERTO. “Hacia una pedagogía de la reciprocidad”. Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2004)

“Es hora de que las personas con discapacidad dejen de ser consideradas invisibles, ya que la discapacidad debe aceptarse como un elemento más de la diversidad humana”
(Declaración de Madrid, 2002, Consenso Europeo sobre Discapacidad).

Autor Mejicano, Mensaje Universal